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lunes, 28 de junio de 2021

En mí

¿En qué estoy pensando? ¿En ella? ¿En tí?, No, definitivamente soy yo, estoy pensando en mí.

Si, debe ser eso lo que no me deja dormir tranquilo, que sigo pensando en los pequeños instantes que mis recuerdos albergan, donde me sentí con dicha y no en ella, ella que toque con cada dedo en cada sitio, ella a quien besé cada centímetro de piel, ella a la cual podría ver aún con las luces apagadas, porque de memoria me sabía las dimensiones de su cuerpo, en ella no pienso, sino en mí, en lo mucho que disfrutaba de lo lascivo que se tornaban algunos actos y lo pasivo que se volvían los dolores cuando la adrenalina estaba presente al sentirnos como uno. Definitivamente no pensaba en ella, pensaba en mí por eso ella no está y yo aquí sigo.

No sé si pienso en tí, en como sonríes acariciando mi alma con la gracia que dibujan los hoyuelos que aparecen tras la curvatura de tu felicidad, si pienso en tí como ese pedazo de libertad entre letras y papeles, entre ayeres y mañanas, entre ratos, entre todos. No sé si es en tí en quien pienso cuando me siento por las nubes al tenerte tan cerca que puedo sentir como tú respiración se agita, tu cuello vapora, tus ojos se cierran, tus manos se tensan, tus puertas se abren, tu boca saliva, tu lengua me busca, cuando tú gritas, pero envuelta en placer. No, claramente no es en tí, es en mí en quien pienso, es en mí siendo consciente de lo feliz que me hace ser objeto de tu placer, espejo de tu dicha, agrietador de tus dudas, peregrino de tus triunfos, artífice de tus locuras, creador de tu celeridad.

¿Y tú, tú me piensas así cómo yo no te pienso? ¿Me piensas queriéndote y quedándome?, Justo de la forma en la cual yo no te pienso siendo imperecedera, longeva y constante. ¿Acaso me piensas sintiéndome agusto?, Así como yo no te pienso satisfecha de saberme tan humano que los errores que me componen crean parte de lo que soy como hombre. ¿Has llegado a pensarme pensándote justo como no te pienso?, Del mismo modo en el que yo no te pienso queriendo que pienses al saber que no hay más nada que pensar. ¿Acaso tú también tienes miedo de que acabe, exactamente igual a como yo no te doy por hecho?.

¿Ella? No, por ella ni te preocupes, ella no creo que si quiera me recuerde, a ella no creo que le lastime cada ves que huele a la fragancia que me gustaba que usara. Honestamente dudo que pudiese si acaso recordar que yo sé que si la ansiedad la ataca de noche hay líneas que permiten que la vida se reinicie. No creo que me piense leyendo mitologías, haciendo apologías sobre ambos como lo solía mal disimular para que se diera cuenta. La verdad yo tampoco la recuerdo mucho y sinceramente no creo ni saber quién es, por eso mismo no creo que ella tampoco sepa realmente todo aquello que soy.

¿Qué hay de mí? Pues, en mi pienso, en mí es en quién estoy pensando, conmigo es con quién converso, antes de sí quiera pensar en tí o en sano juicio en ella, y siempre llego a la conclusión de que indudablemente debería de dejar de pensar tanto. ¿Qué si pienso que realmente soy tuyo o de ella? No se me había pasado si quiera por la mente, porque la respuesta es fácil, no soy de ella, nunca lo fui, ni tampoco tuyo, ni lo seré de la que venga después de tí, ni la que venga después de esa, simplemente soy de mí, para mí y por mí, y si estás bien con eso aún sabiendo que nombré a dos más posteriores a ti sin si quiera saber si serás la última, pues, creo que tendrás tu respuesta. Pero si la quieres escuchar de mí solo te lo repetiré, hasta que entiendas que no tu eres mía ni yo soy tuyo, simplemente cada quien es de sí mismo, y por nosotros mismos decidimos acompañar a esa persona que sólo es de sí, sabiendo que ningún día nos pertenecerá y que aún así, un día no será de nadie más que solo nuestro.

Si, no pares, sígueme besando así, ya no quiero pensar tanto.

domingo, 19 de abril de 2020

A punto de perdernos

Suéltame, por favor suéltame, déjame libre y vete o déjame ir lejos, lo más lejos que se pueda de ti.

Por irónico que suene tú me encantas, pero eres una partícula radiactiva y mis sentimientos son cancerígenos, no estamos hechos más que para hacernos daño y no sabes cuánto me duele tener que aceptar esa realidad. Quien no te conociera diría que eres sólo paz, que eres sólo calma, que eres sólo alma, pero yo no, yo nunca me atreví a decir eso porque sabía que no, que eras más, de ambos lados, bueno y malo, pero eras más.
La primera impresión que tuve de ti fue: "Es alguien que no se conforma" y es que si tú hubieses visto como te veías entenderías sin duda alguna porque pensaba así. Honestamente es porque la mayoría de las mujeres que se ven como tú terminan por ser eso, conformistas, así que me alegra que tú no lo seas, o que no lo seas del todo. Aunque si de conformismo hablamos mírame a mí que me estoy dejando ir por un cariño que se reparte a sobras.

Debo confesarte algo, sí, sé que esto no es iglesia ni tú puritana, pero me debo confesar de todos modos, porque he pecado; por obra y palabra aún no pero por pensamiento ya bastante que he pecado, porque aunque en ti confío, lo de ciegamente me queda bastante grande y es que normal, al menos dos veces a la semana nos mentimos para no hacernos daño, cosa que más daño nos causa. Si supieras todas las veces que preferiría haberte dicho: "No" y terminé por demostrarte un "Si" de mil formas, no me vieras como me ves, estarías bastante decepcionada de lo que he sido para que no te apartes.

¿Sabes qué? Yo estoy consciente de las cicatrices que puede dejar el apresurar las cosas, pero somos seres humanos, nos vamos a herir sin importar lo que pase, sin importar que yo sea lo mejor que te puede ocurrir; y sé que lo soy, o que termine por ser el villano más amargo que te toque enfrentar; y también sé que lo soy, sin importar que tú seas la mejor casualidad con la que me he topado o el más grande desacierto al que decidí darle vuelta. En fin, no quiero apresurar las cosas, pero dar más largas es pedirle al tiempo que trate de hacer lo imposible y creo en el tiempo pero no en la suerte, me ha tocado una muy mala a lo largo de mi vida, así que si no estás dispuesta a tomar riesgos por miedo a las cicatrices, vete de una vez, porque ya estoy cansado de cobardes, aunque preferiría que tomarás el riesgo de quedarte.

Entiende, tú de verdad no me quieres y muy en el fondo lo sabes, tú sólo quieres la parte de mí que te hace sentir tan querida cómo nadie lo ha hecho, sólo te gusta el ideal que tienes de que soy un hombre que sabe cómo hacerte sentir bien y que lo hace sin temor y sin recelo. ¿Y yo? Yo de verdad no sé si te quiero o es el capricho de no tener algo lo que se apodera de mí, el egoísmo y la envidia que me genera que seas de otro, muy en el fondo a veces creo que es eso. Aunque también hay acciones que frenan ese pensar, como mis ganas psicóticas de regalarte un instante de paz ó tus celos semi lunáticos por situación ficticias, y sí, suena enfermizo, pero dime una cosa; ¿Si no es una enfermedad el amor por qué padecemos tanto por él?, ¿Si la cura es el olvido por qué insistimos en recordarnos? Y ¿Si la respuesta es la distancia por qué queremos tenernos tan cerca? No sé, así como no sé porque te sigo hablando así cuando debería decirte que te vayas.

A esto sí respóndeme ¿Si hoy te invito a bailar qué me dirías?. Quisiera saber después de un sí y un no que toca ahora, con todo cerrado, un mundo asustado y las calles vacías, ¿Si te digo que vengas tomando tu mano y sin explicártelo que harías? Si tu respuesta es soltarme, aquí acaba todo, ya me soltaste y me fuí, acabo de hacerlo. Si decidiste callar y seguirme, sigue leyendo, tienes tres segundos para pensar que hacer, es suficiente.

Muy bien, decidiste seguir. Te confieso que me dió miedo saber que esperar, no estaba seguro de lo que podrías elegir. Aquí entre nos, no soy para nada perfecto y vivo Improvisando cada situación de mi vida, no tengo planes, no tengo la mente en algo fijo, no tengo los asuntos ordenados, supuse que debía decirte eso ya que te atreviste a seguir. ¿Qué sigue? Pues no sé, lo que sigue es lo que queramos hacer de esto, callar bocas, ser envidiables, sentirnos bien, armarnos y ayudarnos a terminar de sanar, hay un millón de cosas que podemos hacer, pero si te lo confieso, hoy te tengo muchas ganas. Hoy me provoca agarrarte por la cintura, así de cerca para que no te escapes, acercarme a tu cuello, alborotar tu cabello, ver mi pulgar desfilando en tus labios, demostrarte que no pesas tanto cuando hay alguien que sabe como cargarte, navegar por las olas de tu espalda, transitar por las curvas de más abajo, darle vueltas a tu silueta, a tu mente, a tu placer, sentir tus manos en mí, explorar tus ojos oscuros, humedecer los espacios en ésta época de sequía, ahondar en tí, hundirme en tí, saciarme de tí, tomarte por la garganta mientras sigo saboreando, sentir el palpar de tus uñas que se hunden, lo profundo de tu ser, los sonidos de tu boca, seguir y demorar hasta que te derrumbes, hasta oír tus gritos acariciando mi nombre y al final agradecer por la comida sólo para volver a tomarte como postre.

¿Entonces qué, le metemos más picante a la situación o nos dejamos ir de una vez? Responde o yo responderé por ambos y no te va a gustar. Al final tú no saldrás pronto de ese hueco donde te hayas, aunque yo esté dispuesto a ayudarte, te da miedo, y simplemente quieres seguir cayendo más y más hasta tocar fondo y sabes que lo harás. Aparte, no soy una cuerda que se va encontrar ahí siempre hasta que estés dispuesta a tomarla para salir, te equivocas si así piensas, soy más bien como un rayo de sol que te dice que fuera de tu hoyo es mucho mejor el mundo, más brillante y cálido, pero el sol también se va, porque no siempre puede ser de día y tú bien sabes que está por hacerse de noche. Sin embargo yo te entiendo, cuando llevas tanto tiempo acostumbrada a un espacio, da terror variar direcciones, tú sabes como dicen: mejor malo conocido, que bueno por conocer, o como yo lo veo: mejor ahogarse y volver, que aprender a respirar. ¿Entonces, qué dices?

¿Irónico no? Nunca me esperaste y aquí estoy, nunca te esperé y ahí te tengo, y justamente ahora que estamos a punto de perdernos.

domingo, 8 de marzo de 2020

Mujer

¿Qué eres?
A veces todas las preguntas, a veces todas las respuestas.
Tiendes a ser una frecuencia inequívoca, que vaga, lográndose dispersar en el vacío.
Mi único júbilo es robarte.
Me urge juntar esas risas.
Estás en cada frase de una manera o de otra.
Al derecho, o al revés; siempre tiendes a existir entre mis letras.
Rózame entre juegos un minuto.
¿Si ves? Siempre hallas la manera de estar.
Diría que existen millones de adjetivos para calificarte, pero un calificativo es lo contrario a lo que eres.
Eres libre, has muerto en hogueras por gritarle al mundo libertad.
Eres fuerte, le has demostrado a la historia que todo puede quebrarse menos la voluntad que vive en ti.
Eres hermosa, porque en cada cicatriz reflejas la belleza que has de blandir al superarte.
No necesitas que nadie te proteja, tú puedes sola.
No necesitas que nadie te consuele, tú lo haces sola.
No necesitas que nadie te viva, tú vives por ti.
Pero permíteme ser tu escudero.
Yo que en ti veo, mujer, lo que a veces te cuesta notar
Tú lo puedes todo, lo sé, pero aún existe algo que no logras percibir.
Sé que te has sentido sola, pero no estás sola, tu vuelves a la soledad compañía aunque no lo veas y te visita sólo para poder estar junto a ti un minuto.
Sé que te has sentido herida, y sí, te hirieron al hacerte sentir menos de lo que vales, pero tu valor es el todo y el todo no tiene fin.
Sé que te has sentido menos, pero menos por menos es más y eso es lo que aportas, eso es lo que das, eso es lo que eres.
Sé que te has sentido inútil, y no hace falta que te diga que si sientes eso, con pesar he de decir que te equivocas, porque no puede ser inútil quien lo es todo.
Sé que te has sentido violada, y si, te han violado, te han maltratado al intentar pesarte, medirte y compararte, aún así eres el único ser con poder para hacer cara a la desgracia, grito contigo "Ni una más" mientras tus lágrimas corren pero tu poder incrementa.
Una vez se preguntó Benedetti "¿Que pasaría si Dios fuese mujer?".
Quizá no habría tanto daño y todos supiéramos el valor de la lealtad, porque nadie más leal que aquella que nos cuida desde lejos, que nos alimentó de su pecho, que pasó madrugadas rezando cuando nosotros caímos ebrios, que nos permitió ver luz, que pisa la oscuridad antes que nosotros, nadie como tú, mujer, que nos das vida en vida siendo vida al darnos vida.
Pero no eres Dios y no puedes ser Dios, mujer, porque el tiende a equivocarse.
Si, en tu nombre la blasfemia sabe a gracia porque nadie tan perfecto habría de darle fin a algo tan mágico como aquello que tú eres, mujer.
Permíteme verte otra vez y brindarte un espacio dentro del infinito universo de posibilidades que desprendes.
Si, te acabo de ofrecer algo que viene de ti, lo sé, pero es que siendo hombre no podría permitirme más de lo que tú logras construir a base de tu simple existencia.
Eres esencia, tan pura como tus ganas estén dispuestas a asumir.
Eres infinidad, tan eterna como la afinidad que desprendes lo permita.
Eres paz, tan afín como tú guerra interna te permita.
Eres todo, y si preguntan el ¿Por qué?. Simple, es porque eres tú, mujer.

martes, 18 de febrero de 2020

Ven

Ven.

Ven conmigo.


Aún no estoy seguro de que siento o que he dejado de sentir, no sé si estoy tan roto como cuando te fuiste o si he conseguido armar piezas de lo que fui antes de ti, antes de nosotros.


No te pido que te quedes para siempre o ¿Si? A veces ni si quiera sé que puedo esperar en referencia a tus recuerdos, sin embargo sé que debo construir más noches, aunque me dé tanto miedo que varias cosas se repitan.


Pero ven.


Quiero que vengas, que sonrías y me mires con esa tonalidad que se cuela entre tus ojos y en voz baja me digas "Lo puedes todo" tras un suspiro largo, que me sostengas la barba entre tus manos cálidas, esas mismas llenas de pintura y muchas veces maltratadas por el frío; con tu rostro confundido pero calmado, ese que tras noches de dormir en la camilla de un hospital jamás dejaba de verse tan dulce como siempre lo vi. O dime que vaya, que quieres que te sostenga de la cintura y bailemos una o dos canciones, que te tome por las piernas y te haga ver que dos cuerpos pueden compartir espacio con las pinturas sin terminar de la mesa, que nos salpiquen de colores, de sensaciones, de más.


Préstame tus piernas para recostarme mientras siento tus latidos, mientras escucho tu respiración, mientras disfruto tu aroma.

Dime qué vienes, no para poder sentirme mejor, simplemente para sentir, sentir como hace tiempo no siento, para dormir como hace lunas no duermo, para despertar como hace mañanas no amanezco. Simplemente, ven.


sábado, 2 de febrero de 2019

Soledad

Hola, tenía ganas de escribirte, de que sepan sobre ti, de que conozcan tu historia.

No eres mala, soledad, no le temas al prejuicio, no sabe sino caer en el sin más, te juzga porque no te conoce, porque no te siente; al menos no como yo.

Yo sí sé quien eres, yo si te he abrazado por las noches varias veces, te he abrigado justo cuando se me fue volando una ilusión, pero no dejo de pensar que eres hermosa.

Justo cuando estaba solo me encontré contigo, te vi a los ojos y ahí me vi siendo yo mismo y disfrutando de conocerme, conocerme como soy, como yo mismo me veo, gracias a ti supe quien era, no caí en tu yugo, le atiné a tu gracia.

Hoy vine a visitarte pues te tengo más historias, aprendí cada vez más estando lejos, tengo mil anécdotas que contarte, así como tú contaste mil suspiros de una ilusión en tu presencia.

Veo que estás muy descuidada, perdona. Mi intención nunca fue dejarte de lado, siempre te llamaba uno que otro día por las noches para charlar a solas, pero siempre aparecía algo más. Y no, no es que un minuto contigo importara menos, es que creí que un minuto sin ti valía más. Como te dije, he aprendido de mis errores.

Por cierto, sé que te debo las gracias, no iba a dejar de lado las tantas veces que aún en compañía de otra te sentí bastante cerca, sería incapaz de olvidar las veces que tu presencia no se hizo una simple sombra entre la noche. Y si, claro que entendí que tu compañía descarada pesa tanto como tu ausencia absoluta, lo entendí a la fuerza pero me quedo bien claro.

A veces pienso en lo que tuviste que soportar y mi actitud me parece absurda, me burle de ti en tu cara con la excusa de que a veces me sentía agobiado al sentirte cerca, discúlpame, era frágil y no entendía que estando contigo no debía forzar un encuentro con otras, no debía besar a otras, no debía sentir a otras.

Me parece un poco absurdo que me recibas aún sabiendo que he recaído en esos vicios. Me duele ser tan descarado para aceptar que sabes que le soy fiel a todo menos a ti y aún así no dejar de actuar igual. Has tenido que soportar mucho, perdón.

Te hablo como si aún quisieras responderme como antes, y sí, es porque estoy aprendiendo de muevo a vivir topándome contigo. Hace unos meses te vi en la otra acera de la calle y sé que disimulé, disculpa, estaba con otra y no quería que se enterara de lo nuestro.

Gracias por abrir tus puertas siempre que me siento tan ansioso, es como que supieras que aunque me da miedo verte igual te busco, la verdad es que en eso siempre fuiste mejor que yo.

Perdón si luzco tan distinto, es que me he dedicado últimamente a pensar demasiado.

¿Sabes qué? No entiendo como aún a sabiendas de que nos hicimos daño nunca dejamos de encontrarnos y jamás dejamos de coincidir. Irónicamente eres el encuentro más afín que se me da, aún cuando otras relaciones han desbordado placeres, pero siempre eres tú la casualidad mas certera, las demás no van sino de a momento y por más amor que se envidie desde fuera, todas terminan igual, sin cruzar palabras o miradas.

Realmente no me puedo quejar, siempre que me topo contigo aprendo algo nuevo, ya he aprendido a amarme a mí, incluso a valorar más, a veces pienso que la causalidad rige nuestros encuentros como consecuencias de habernos visto una primera vez y compartir tanto. Honestamente siempre me has enseñado a ser más, espero que esta vez no sea distinto, me invaden las ansias de conocer nuestro siguiente desenlace.

Oye soledad, hazme un poco de espacio, quiero dormir como antes, abrazado a ti.

jueves, 10 de enero de 2019

Tu Risa

Cuentas historias,
Cuentas nostalgias,
Cuentas quereres,
Vas a las curvas, mientras juegas a ser directa,
Te dejas ir y fluyes,
Gritas a la libertad entre gestos,
Escapas de los barrotes,
Eres tuya y de más nadie,
Rompes lo efímero haciéndolo eterno,
Crispas las ansias y atesoras la gracia,
Disipas la duda,
Caminas con el velo del júbilo,
Suspiras frente a lo venidero,
Respiras paz,
Transmites luz,
Emites serenidad,
Sonríes.

Tú,
Sí, tú.

Llenas de viveza y gracia,
Te evaporas en tu sentir haciendo ebullir las emociones,
Tocando el amparo de tu propio vivir,
Tentando a la sombra de la duda,
Del desastre,
De la desdicha,
De la fe rota,
Del sosiego,
Así sonríes.

Sonríes para decir basta y decir sigue,
Sonríes para no detenerte y que no te detengan,
Desnudas tu ser,
Suspiras al silencio,
Palpas el júbilo,
Apartas los daños,
Los fallos,
Los años,
Así sonríes.

Ries abrasando el estruendo de la calma,
Liberas tu alma a las armas que son tus sueños,
Abrazas tus errores,
Convives con tus defectos,
Te sabes humana,
Te sabes mujer,
Te sabes niña,
Te sabes esencia,
Te sabes musa,
Te sabes ideal,
Te sabes tú,
Te ríes.

Fluyes,
Entre la risa que te hace y la sonrisa que te ve,
Entre ojos cuando aprecias y la mirada que te admira,
Entre tus voces que invitan y palabras que te hacen,
Entre tu mente que ingenia y pensares que te escriben,
Entre la ilusión que lee y el rubor que te causo.

Yo,
Sí, yo.

Te veo teoracta,
Te veo capaz,
Te veo distinta,
Te veo entre letras,
Te leo entre líneas,
Te veo sonriendo.

Tu sonrisa,
Un "Bemol" sostenido si entre ritmos conversamos,
Alteras la frecuencia,
Denotas la diferencia,
Como la "H" si marchamos entre letras,
Aún muda te dejas ver,
No equivoca, necesaria,
En sinfonías un "Crescendo",
Tras telones el "Clímax" de la obra,
Sobre el Tatami la "Contundencia".

Tu risa,
Divinanente se esconde hasta aparecer,
Y llega a hacer suya la escena,
Y no vale acotar más,
Señalar lo obvio ya sobra.

Silencio,
Sí, silencio.

Queda el silencio tras la risa,
El silencio de que estuvo,
El silencio de que estará,
Queda el silencio como signo de lo que fue,
Quizá un agradecer efímero,
Quizá una venda que se abre para ver luz,
Quizá el final de una foto,
Quizá un miedo que se escapa,
Quizá un alivio que brota,
Quizá un hiato que se rompe,
Quizá un ciclo que se acaba,
Quiza una meta que nace,
Quizá una gloría alcanzada,
Quizá un alma descalza,
Quizá una convicción fortalecida,
Quizá un hasta pronto,
Quizá un hasta siempre,
Quizá un simple suspiro,
O quizá sea tu sonrisa,
Que aún tras el silencio se queda para acampar,
Se mantiene haciendo huella,
Se concreta como eterna,
Como una marca,
Imperecedera.

martes, 27 de noviembre de 2018

Cuando te encuentre

Eres la furia de mis panoramas silentes
yo, funjo como el sol que emana tu ilusión entre el augurio
un espurio síntoma de tus semanas,
de mala gana, cuando tu semblante está turbio
me he de llamar, entre los días de almanaque, saco
de tus golpes y tus lágrimas
soy un insulso, que ya varias veces se ha quebrado, pero sigue ahí.
Me hice abrigo en el invierno, con cicatrices heladas
una gélida matiz plasmada, una cascara inerte
fui fuego ante los soplidos de tu congelado ser,
fui alivio que fue placer. Te derretiste en mi pecho.
Refresque tus quemaduras en el verano más largo
cuando las llamas corroían ahí estuve
no me fui, no me quemé, me mantuve a ti abrazado
y entre abrasivas cenizas me abrasé en tal pandemonium.
Mantuve inerte la estancia a los soplidos de otoño
susurrando a contra viento verdades que desvestían
¿Te preguntas si eres mía entre el huracán de tus sentires?
no eres ajena a mí, sin importar a que dirección se escape la brisa.
A primaveras de otros andares no me despegue de tus pasos
marqué huella en tierras fértiles, me introduje en tus raíces
coseche calmo el fruto de tu paciencia, al sol de tu querer
y al final de la estación, evite que marchitaras
Siempre estuve y siempre estaré
no soy tu sombra, soy más que la oscuridad que te sigue
no soy tu conciencia, soy más que la voz de tu raciocinio
no, tampoco soy el reflejo de tu valor, aquel que aparece para no darte la espalda.
Tengo varios nombres, varios títulos, varias roles
soy el brazo que sostiene tu deseo de no caer,
la gravedad que evita que todo se te venga encima,
la fuerza que encuentras en mí para contigo misma,
el empujón que te incita a la aventura,
Soy la mano que acaricia tu mejilla por las noches,
los dedos que se entrelazan a tu ilusión,
el hombro donde yace la cascada de tus lágrimas,
el pecho donde tu rostro aparca de madrugada.
Soy el camino que tus huellas decidieron recorrer,
los errores que tú misma te atreviste a asumir,
las ganas de atreverte a romper un nuevo esquema,
el calor que tu silueta acepto como soporte.
Soy la espalda que cargó con tus momentos mas duros,
el aliento que hizo de los males un instante efímero,
el deseo que convirtió el placer en un momento eterno,
la voz que hizo eco al evitar que tu vacío se expanda.
Sabes que estoy cuando te toco, cuando me sientes
y sé que tras la cortina de tus gritos aun se esconde un "No te vayas",
que tus cicatrices cuentan historias que solo ambos compartimos,
sé que las más profundas, aquellas que no se ven, son las que mas duelen,
te queria decir que tu también me complementas
también estás, también te siento, también te toco, también te sueño
y por último quería recordarte, por si lo olvidas que aún te sigo buscando
y cuando te encuentre te haré feliz.