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domingo, 8 de marzo de 2020

Mujer

¿Qué eres?
A veces todas las preguntas, a veces todas las respuestas.
Tiendes a ser una frecuencia inequívoca, que vaga, lográndose dispersar en el vacío.
Mi único júbilo es robarte.
Me urge juntar esas risas.
Estás en cada frase de una manera o de otra.
Al derecho, o al revés; siempre tiendes a existir entre mis letras.
Rózame entre juegos un minuto.
¿Si ves? Siempre hallas la manera de estar.
Diría que existen millones de adjetivos para calificarte, pero un calificativo es lo contrario a lo que eres.
Eres libre, has muerto en hogueras por gritarle al mundo libertad.
Eres fuerte, le has demostrado a la historia que todo puede quebrarse menos la voluntad que vive en ti.
Eres hermosa, porque en cada cicatriz reflejas la belleza que has de blandir al superarte.
No necesitas que nadie te proteja, tú puedes sola.
No necesitas que nadie te consuele, tú lo haces sola.
No necesitas que nadie te viva, tú vives por ti.
Pero permíteme ser tu escudero.
Yo que en ti veo, mujer, lo que a veces te cuesta notar
Tú lo puedes todo, lo sé, pero aún existe algo que no logras percibir.
Sé que te has sentido sola, pero no estás sola, tu vuelves a la soledad compañía aunque no lo veas y te visita sólo para poder estar junto a ti un minuto.
Sé que te has sentido herida, y sí, te hirieron al hacerte sentir menos de lo que vales, pero tu valor es el todo y el todo no tiene fin.
Sé que te has sentido menos, pero menos por menos es más y eso es lo que aportas, eso es lo que das, eso es lo que eres.
Sé que te has sentido inútil, y no hace falta que te diga que si sientes eso, con pesar he de decir que te equivocas, porque no puede ser inútil quien lo es todo.
Sé que te has sentido violada, y si, te han violado, te han maltratado al intentar pesarte, medirte y compararte, aún así eres el único ser con poder para hacer cara a la desgracia, grito contigo "Ni una más" mientras tus lágrimas corren pero tu poder incrementa.
Una vez se preguntó Benedetti "¿Que pasaría si Dios fuese mujer?".
Quizá no habría tanto daño y todos supiéramos el valor de la lealtad, porque nadie más leal que aquella que nos cuida desde lejos, que nos alimentó de su pecho, que pasó madrugadas rezando cuando nosotros caímos ebrios, que nos permitió ver luz, que pisa la oscuridad antes que nosotros, nadie como tú, mujer, que nos das vida en vida siendo vida al darnos vida.
Pero no eres Dios y no puedes ser Dios, mujer, porque el tiende a equivocarse.
Si, en tu nombre la blasfemia sabe a gracia porque nadie tan perfecto habría de darle fin a algo tan mágico como aquello que tú eres, mujer.
Permíteme verte otra vez y brindarte un espacio dentro del infinito universo de posibilidades que desprendes.
Si, te acabo de ofrecer algo que viene de ti, lo sé, pero es que siendo hombre no podría permitirme más de lo que tú logras construir a base de tu simple existencia.
Eres esencia, tan pura como tus ganas estén dispuestas a asumir.
Eres infinidad, tan eterna como la afinidad que desprendes lo permita.
Eres paz, tan afín como tú guerra interna te permita.
Eres todo, y si preguntan el ¿Por qué?. Simple, es porque eres tú, mujer.