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lunes, 18 de diciembre de 2017

Decidida

Cierra los ojos, que sean mis palabras las que te recorren.
Decidida, así como eres, decídete.
Decídete a sentirte en mí.
Decídete a dejarte a mí.
Decídete a atraparte en mí.

Tú, que eres un enigma, un laberinto, un cubo de rubik con colores pares, única. Únicamente tú, como el compás de aquellos versos sempiternos, símil de una trampa, no equivoca sino complicada. Te asemejas a un misterio, no sé nada de ti, no sé llegar a ti, pero sé que estás, estás y nada más vale saber que sí, que tras la maleabilidad de una ocasión un quizá se puede convertir en un tal vez y así un probablemente acabe por ser una posibilidad lógica.

Decídete a ser receptora de mis palabras, gajos de versos incompletos que forman rimas ó prosas, lógicas e ilógicas a la vez. Acaudalada de sonrisas, así te muestras, puede que de placeres místicos como suelo de sorte, también por contextos amenos junto a líneas llenas de gracia. De placer llenas tu bienaventurada trayectoria, ensogando ajenas ganas con ansias de volverse trabalenguas, caminas cual júbilo de gracia extasiada de felicidad.

Deja que te atrape entre mis ganas de hablarte cerca, susurros que nacen de mi mente y van como nómadas a través de todo el territorio de tu piel. Siente al compás de lo anteriormente dicho como se van desentrañando los enigmas que ambos buscamos en el otro, para así vestirme de explorador y recorrer, de la manera más lenta y detallista de tu costa a tus montañas. Pero antes que nada, antes de decir algo, calla y déjate. Sólo déjate.

Enséñame de tus labios como palabras silentes hacen frecuencia a los días en oídos casi sordos, son tan necios como el dicho, tan impertinentes como el que lo repite y aún así ahí están, haciendo eco en cada cueva de las cavidades que penetran, ¿una voz tímidamente común logra hacer tanto? Los misterios de éste mundo nos vuelven los cínicos que somos, ¿palabras tan gratamente iguales llegan a ser tan importantes? Los misterios de una existencia se ven opacados por la cotidianidad de un encuentro tan furtivo. Es como si el mundo gritase que no somos nada, y aun así quiero ser algo en ti y hacer algo contigo.

De tu cabello hazme saber que se siente estar enredado a ti, a tus ideas, a tus ganas. Como pirata surcando un sedoso mar de frutal fragancia, así quisiera verme y gritar tierra a la vista, gritar al vislumbrar tal figura de gracia como isla de fimineidad inmaculada a la privativa de pecados, pecados que generan tan alto confort que el pecado verdadero es llamarlos por su nombre. Ahí en ti, ser naufrago, hacerme uno con la isla y si he de morir que sea en tus mares, de placer.

Tus ojos, ¿qué tanto ocultas en ellos? Esa mirada que me seduce aún sin verme, son como un tsunami que arrastra millones de historias y días, lo oscuro me atrajo tanto que su negro café me logró quitar el sueño. El conjunto de toda tu manera de ver sin duda logra convertir mis deseos en más ganas, aún espero una respuesta, una respuesta mientras escribo, recitó y canto. Cuando me siento más tonto es quizá cuando me halles y me digas que si, que otra noche como aquella valió tanto la pena que necesita verse repetida. Mientras te decides sigue viendo así, así de singular y única, así de decidida.

miércoles, 28 de junio de 2017

Yo también te amo

Hola, perdona por no haber llegado anoche temprano, de nuevo estaba con ella. ¿Sabes? Me duele tanto, me duele que la maltraten, la menosprecien, la pisoteen, me duele que quien dijo que la ayudaría y velaría siempre por ella es quien mas daño le hace.
Si, se que sólo soy un tercero en esa relación ¿Pero qué hago? ¿Cómo hago para ignorar lo que siento? Ella fue la segunda que ame y siempre será así, incluso tras irme sé que ella continuará firme. Lúcida ante aquello que intenta opacarle, pues intenta reflejar cada rayo de sol, cada luz de luna, ella es hermosa, sin importar a que hora y tras la cólera que apaña aún así yo la amo, yo la amo porque entiendo y sé lo que siente. Mírale, ¿Cómo no ser fiel a semejante obra de arte? Mira su sonrisa atípica, pues deja de estar sería para demostrar que al mal tiempo que vive, buena cara le sobra, no hay nada más majestuoso que imaginarme por siempre con ella, no quiero dejarla, no es capricho, es amor, de verdad no es más que puramente amor.

¿Eres tú? Necesito saber que estás bien, que aún resistes un poco más el dolor, sé que es imposible que sienta en carne viva lo que encaras, pero aún así lloro, lloro porque tu sabes que siempre estaremos atados, siempre estaremos unidos, siempre serás mis ganas de verte hermosa, siempre seré un guerrero vikingo que lucha por tu buen semblante. Pero si, ya varias veces he llorado, porque me ha tocado ver como sufriste violaciones, como aguantaste palizas, como no más pude ver la humillación que te propinaban ¿Y yo? Perdona, no es que no te quiera, es que muchas veces fui víctima del miedo, me vi paralizado por la escena tétrica, por la obra espeluznante que tuve que presenciar. Sólo te pido aún no cedas, aun no te duermas, yo te obsequiaré un buen descanso, aunque signifique mil noches en vela para mi cuerpo.

¿Tú eres quien le ha hecho todo eso por lo cual sufre? No entiendo, ¿Dime qué ganas con eso? Ella te dio una oportunidad, creyó en ti y mira como le pagas, mira como la tienes, arrastrándose en miseria, viviendo en la inmundicia, me das asco. ¿Cómo osas llamarte hombre? De eso bastante te falta y no me malinterpretes, no es un reclamo, es un repudio, es un llamado de atención, es un grito para decirte ¿Que tan imbécil ha de ser alguien para apartar la belleza de quien le da lo galante? Sencillamente creo que me sobran palabras así como me faltó valor para proteger su bienestar tantas veces, sin embargo ella no te odia sabes, no hay cabida en su corazón para el odio y creo que eso es lo que más me duele, que simplemente con gallardía sigue afrontando cada una de tus infamias, maldita sea dime ¿Por qué? Responde ¿Por qué le haces tanto mal a un ser tan bello?. Solía respetar nuestra forma diferente de ver las cosas inclusive, pues en mi virtud de ver, podía ver que no todos teníamos el mismo camino al momento de hacer las cosas, pero eso desapareció, no sólo no te respeto sino que también te odio, me das asco como ya dije, incluso siento envidia de ti y es lo que más me atormenta, porque en virtud de sus facultades, consciente de tu maltrato, aun así ella te sigue dando oportunidades, sigue creyendo que cambiaras, que tus promesas se van a materializar un día, realmente te detesto, por hacerla tan miserable y tan inocente.

¿Estás?.

Oye, hablé con él, pero no fue capaz de sostenerme la palabra, menos aún de responderme. Lo que más me duele es su sonrisa hipócrita, como sí nada le importara sólo escuchaba y reía, me cuesta creer que poco le importa y me harta mi ingenuidad de pretender que lo haré cambiar de opinión ¿Dime que hago? Tú lo conoces mejor, llevas 18 años a su lado, sufriendo por el, no puedo ignorar lo que sientes, sé que te duele por dentro aunque no puedas decirlo. Te debo mucho como para dejarte sola en esta situación tan precaria en la que vives, se que yo no estoy mejor, de cierta manera dependo de ti, creo que por eso me siento tan agobiado, el amor duele me dicen, pero no imaginé que existiese un tipo de amor donde dos partes se vean tan apartadas por uno que sólo quiere crear discordia, entiendo que es mayor su poder pero escuchame, te amo y sería incapaz de ceder a sus maldades. Déjalo, te lo ruego, déjalo por favor, no por mí sino por ti misma, intenta verte sin él, sé que te imaginas mejor sin el cerca, cierra los ojos e imagina que conmigo será mejor que siempre te voy a proteger, querer y cuidar, a diferencia de él no lo prometo, ya desde ahora estoy luchando porque eso sea así. Ahora abre los ojos y veme, dime mirándome a la cara que no me amas, que me vaya y te deje, sé que no puedes, se que soy fruto de tu pasión, de tu encanto. Al menos responde, te lo suplico, dime al menos un si o un no, mínimo dime que también me amas aunque sea algo implícito en la situación, no, espera ya entiendo, sólo no cierres los ojos, volvemos a hablar muy pronto, sé que te puedo salvar.

Buenos días, sé que es temprano para salir, pero hoy volveré tarde de nuevo, quiero que lo sepas. Si, sé que estás en vela cuando me voy, pero no puedo permitir que tu vayas, tú quedate con los niños, tu resguarda la casa, no permitas que nadie entre, nadie que no conozcas. Amor, cada día es cumbre, cada momento cuenta, por grande o pequeña que sea la situación será un paso más, cada vez un paso más, ella me lo agradecerá y eso lo sabemos ambos, cuando la libere tu le ayudarás a levantarse, adornarán cada aspecto de ella, le llevaras de nuevo a su gloria, yo trabajaré sin cansancio para darle todo lo que se merece. ¿Los niños? Si vuelvo diles que no esperen dormidos, que lean, que estudien, que la ignorancia la llevo a esto, al caos, a la miseria, sí no logro regresar, diles que siempre los amé y que son mi principal causa de lucha, que ella los ama tanto como a mí y que con el mismo amor ellos deben verla y responderle. Si llama mamá dile que me enseñó bien, que su hijo no se rinde, que así como le dijo siempre es un campeón y campeón seguirá, que si cae se levanta, y que si es que no llega a poder levantarse al caer en ese asfalto, que se alzará su espíritu y peleará desde otro plano, si hablas con papá dile que su cachorro ya es un león, ya es un alfa, que es igual de terco que él y que así como el lucho por mi una vez ahora me toca a mi responder por él y por los míos, y si no te llama entonces seguro llama mamá y aparte de lo ya dicho dile que papá está aquí hombro a hombro conmigo, si te llama alguien más, amigos o familia dile que me graduaré, que en la calle hay una escuela, una escuela de la vida y que hoy es la graduación, el examen final se trata de liberarnos de la opresión, la represión, el yugo, quizá no sea el mejor de la clase, pero diles que éste de aquí no se rinde, y saldrá a dar todo por lograr ser libre. Y a ti, si te preocupas piensa siempre en algo, soy tu mejor amigo, nada nos logrará separar nunca, lucho por poder tenerte cerca, por poder estar contigo más y más a cada momento, ser ese amigo, ese amante, ese hombre, lucho por ti tanto como por ella, tú dame fuerzas, siempre dame fuerzas y aliento. Si alguien te dice que estoy loco diles de mi parte, que el que no quiere a su patria no puede querer nada más, aunque en efecto lo estoy, pero eso ya es otra historia.

Oye, escucha, con vista a tu cielo te grito ¡HOY SALGO A LUCHAR POR TI!.
No me dejes solo es lo único que te pido. Tú, a la segunda que amé, mi primer amor mi madre, mi segundo tú que me permitiste nacer en tu suelo, fruto de tanto amor y solidaridad. Mi bonita, mi Venezuela, haré que de nuevo te veas radiante, me cueste lo que me cueste.

Al fin me respondes y si, yo también te amo.

jueves, 4 de mayo de 2017

Sexto sentido

Te quiero sentir.
Rosarte, palpar tu silueta.
Consumirme, sí esa es la palabra,
quiero intentar acercarme más
a ver si dos llamas realmente se consumen.
¿Sientes?... Yo también.
Puedo perfectamente predecir el compás,
a través del cual se conectan nuestras sensaciones.
No quiero adornar palabras para ti,
sólo quiero que entiendas porque sigo a tu lado a la distancia.
Efimeros.
Así son nuestros encuentros tras tantos kilómetros,
distancia que me daña y maldigo,
no puede existir certeza tan cruel que separe un alma de otra,
es casi como si el tiempo se separase de la realidad,
aunque éste es relativo, está y no existe.
Pero aquí lo relativo es el encuentro, yo sé que existes
nada cuya existencia sea una incógnita se sentiría tan real.
En éste plano, en éste  mundo,
las calles, las esquinas, las aceras,
todas me hablan de tu presencia,
cada una de ellas recita historias de su estancia.
No es paranoia, es peor, es mi realidad de ti,
suspirada por sonidos incesantes, estruendosos.
Fugaz.
Generalmente el momento que vivimos es así,
sin importar cuando o donde,
la fugacidad se apodera de la situación.
Pero no, no es excusa y jamás lo será,
para advertirme el subconsciente que te sigo soñando.
Al cerrar los ojos, tú...
Entrelaza los dedos, deja fluir a tus labios,
permite seguir a tus pies, bloquea el paso a distracciones,
continúa batiendo el cabello, sigue como yo, disfrutando.
De tu estancia, tu fugaz presencia.
Tiempo.
Ahí me sostienes,
de la misma manera en la cual yo en el tuyo me sostengo,
pero siempre se nos escapa,
a estas alturas no sé si por diferentes usos del mismo,
tú viviendo mi futuro, yo acechando en tu pretérito,
pero las líneas meridionales no lo preevieron,
no esperaban cabos sueltos, no imaginaban nuestra estrategia.
En tus madrugadas soy noche o el final de alguna tarde,
dando pie a tu conversar y la mano a tu vivir,
socavando en las entrañas de tu versión más vulnerable,
pero siendo la columna que te mantiene de pie,
entre sonrisas distraída de las fauces de lo malo,
entre verdades carcomida, por la incógnita que siembro.
En las mías, tu eres mañana,
rocío de orquídea y musaenda,
café del inicio diario, destellos al brillo del sol,
una confidente libre de mis empeños impertinentes,
una secuaz peligrosa, que me seduce con su atención,
eres una lectura y quizá algún verso,
verduga de mis ganas de ti, recipiente de toda mi sed de alguien.
Presencia.
Como lo dije, o al menos traté de que así fuera,
tu presencia es el conjunto de sensaciones que me hacen sentirte aquí.
Cuando estás lo sé, imposible no hacerlo,
siento tu aroma a canela y rastros de albaricoque,
tu fragancia, impregnándose en mí, de recibirte como mereces. 
Como un balls coreografiado, como un ballet de sombras,
así se mueve por toda la habitación el olor de nuestro encuentro.
¿Si lo captas? Regala un toque de chocolate, para demostrar el júbilo,
se le sienten rastros de café,
pues todo encuentro es amargo, si antecede una despedida,
se cuelan también en el aire, áloe y tu piel,
uno claro porque me das paz,
el otro es más evidente, porque me das de ti.
Placer.
Suele ser culposo, casi siempre,
es para mí la definición perfecta del limbo,
el placer te lleva a todo, a errar y a corregir,
te hace equivocarte y al mismo tiempo a triunfar.
Es un puente.
Un puente que regala todo tipo de misterios,
se bifurca a arrojar gloria o pena,
se decide a adicionar o sustraer de la fórmula,
es pecado glorificarlo, pero también no sentirlo.
¿Qué eres placer? Eres como ella.
No puedo definirte, no quiero limitarte y entender lo que eres,
por temor a equivocarme en el concepto,
o a tener la razón al ilustrar tu definición.
Tú eres mi placer.
Probarte es algazara pura,
investigar que sabor tienen tus estados de ánimo,
degustar tus labios una y otra vez,
hasta conocer el verdadero picante de estos,
ser catador de tus limites, de tus miedos, de tus fallas,
cónyuge de tus misterios, ajusticiador de sinsabores.
¿Y qué? ¿Ahora qué hago?
Se me acabaron los verbos, los sinónimos,
se esfumaron los artículos y predicó sin adverbios,
¿Enuncio sin pronombres? ¿Inicio sin conectores?
Segrego a los sustantivos y ya, sólo queda calma,
nada, esa nada a la cual huyo, esa nada es lo que queda,
así se siente la distancia, entre encuentros, entre nosotros.
Si en mis cinco sentidos no te encuentro, ¿Ahora qué?
La necesidad dicta más, y más y más y mucho más,
¿Qué tan desesperado hay que estar para evadir la cordura?
Tú.
Para encontrarte debo ser más.
Unir cada sentido, acoplar cada misterio, atar cada cabo.
Debo abrirme, a toda posibilidad y lógica,
incluso a casualidades, de esas que penetran la razón.
Debo expandirme, llenar cada incongruencia,
estar sobre cada punto, cada huella, cada rastro,
ser detective de la causa, porque la respuesta eres tú.
Debo trascender, de un plano que me limita,
donde pueda escuchar tu cuerpo efimero y no sólo verlo,
donde pueda ver tu perfume fugaz y no sólo captarlo,
donde pueda oler tu presencia, tu estancia y no sólo palparla,
donde pueda tocar tu placer y no sólo probarlo,
donde pueda degustar tus palabras a destiempo y no sólo oírlas.
Te maldigo y te agradezco, eres la mentira más real que habito,
eres una religión, 
pues sin puntos totalmente validos, logras mantenerme fiel.
Y sobre el encontrarte ya lo decidí, si puedo,
no hay manera de enjaular lo que es libre, 
siempre hallará la forma de escapar de su prisión.
Y el secreto no estaba en hallarte para eso hay que ser básico,
pero esos que no estamos cuerdos logramos ver más allá,
por eso doy pie a mi sexto sentido y te percibo,
a ti, a esto,
pues te percibo para encontrarte, no para buscarte,
y en respuesta a ello ahí estás, tan poco cuerda como yo,
tan perfectamente ideal,
con defectos que te hacen ver tan normal como cualquiera,
pero se equivocan, eso lo ve el que no capta,
nada se parece a ti, nadie se asemeja a ti,
un magistral laberinto, un invaluable espectáculo.
Y eso es sólo lo que me atrevo a describir.

viernes, 21 de abril de 2017

Simplemente estar

Uno... Otro fuerte sorbo...
Dos... Me mantengo ahí saboreando inerte, dejó que fluya...
Tres... Dejo suspirar el humo de nuevo...

-Me adhieres a tus adicciones, eres un ser titánico, llena de poder. ¿Que droga tiene tu piel? Soy adicto.


¿Y ahora?... ¿Cuanto más aguantarán mis pulmones?...


-No, no quiero ser liberado de tus fauces, quiero permanecer ahí, inhibido de cualquier contacto con el exterior, atrapado en el candado de tus piernas.


¡Ahh!... Tranquila, grita fuerte, sólo yo escucho...


-Ambienta la situación con el placer que suele proceder de tus gemidos. Sigue tentándome, sigue siendo el veneno que me encanta probar.


¡SIII!... Si, continúa, libérate...


-Deja que tu mente sienta lo mismo. Pruébame y deja que la estimule, no sólo es el derecho de tu cuerpo saciarse. Sentirse vivo.


Uno... Una sensación en tu espalda, tú postrada boca abajo...

Dos... Tu cabello se alborota, tus ojos se cierran, tu boca cede a mi antojo...
Tres... Estallas... Tu mente se abre.

Se acaba la paz, hay guerra. Guerra en una cama que demanda más, más batalla, más poder, más pasión. El vapor se hace presente, mientras dos protagonistas de un acto ilícito siguen el curso sobre el colchón, lo prohibido después de todo es lo que más tendemos a querer, más cuando ella es víctima del olvido y él es víctima de su tentar. Al compás de un ritmo que no cesa siguen ambos en movimiento, cada vez más firme, cada vez más fuerte, cada vez más rudo, la coreografía invaluable, con inimaginables pasos, con inigualables posiciones. Sólo bailan, nada más, bailan sus cuerpos desnudos, sólo que tan unidos que de ser testigos se ha de ver como un ente estallando en júbilo y liberando en danza su escala de grises, de negro a blanco cada emoción ebullendo por el acto que presencia, del cual es producto, producto de un pecado tan divino que incluso no podría ser juzgado. Él canta, recita lo que le hace, la fricción, la fruición, desde el dar descanso a su mano sobre aquellos pechos mientras su boca explora el cuello de ella, y lo demás a la imaginación, porque cual concierto privado le comienza a recitar en su oído, ella coreógrafa del baile se retuerce, envuelta en la misma satisfacción que el presenta, siendo rimada, siendo musa, siendo fuente de inspiración, complacencia y gracia. En tal alborozo por los sentires que experimentan su cuerpo y mente se convierte en algazara pura, en semi-diosa de lujuria, en ejecutora del desencanto.


¿Ya? Se preguntan ambos, exhaustos pero aun con ganas del otro, intrigados por la sensación de más, queriendo ser persuadidos el uno por el otro, inducidos y abducidos por las ansias que los ampara al estar juntos. Imbuidos por el estímulo.


No... No será ésta la última vez que sea tuya, me dijo...

Si... Quiero seguir tachando en mi agenda encuentros, resonó....
Quiero... Permanecer furtiva en la ilusión de tu vos, en el calor de tus brazos, culminó...

No... No volví a hacerla mi amante y mucho menos mía...

Si... Se volvió  efímera, pero duradera en lo que vale, en donde cuenta...

-¿Quererla?... Hoy no sé si la quiero, pero sé que necesito volver a estar, o al menos eso pienso, no importa como, no importa cuando. Simplemente estar.

viernes, 7 de abril de 2017

Una cita con Carmen

Primero cierra los ojos, ahí estoy, deja que mi voz te acaricie, que te hable, deja que el sonido que sale de mi boca consiga tocar el placer que quieres sentir tuyo, sáciame de ti, y sáciate tú en esta cita de las ganas de mí. Espera no todas, deja un poco para el postre, dejame tocar un poco más. 

Carmen, sí, así te llamas, estoy buscando descifrarte. Sos un manantial de placeres ebullendo, una tarde que cae, un claroscuro. Si no es blanco es negro, a veces creo que así piensas, pero permíteme darte color. Déjame seguir, tú con los ojos cerrados mientras mi vista te explora, me gusta lo que veo, quiero más, deja que mi voz retoce a las puertas de tu oído, deja postrarse a mis labios en los tuyos, déjalos también explorar tu clavícula de a ratos. Perdón, me deje llevar por las ganas, por el vapor de tu piel.

Muéstrate desnuda, de pena y de miedos, dame la mano y sujeta firme, mientras mas te aferres menos te caerás y de pasar, caeremos juntos. Muéstrame cada rincón de los miedos que escondes, ya se un poco de tu pasado y he pisado tu presente, ahí vivimos esto, en el presente que nos tiene juntos, en diferentes lados de la mesa a merced de ésta cita. Ábrete a mí, a mis intenciones, a mis brazos, sé libre entre ellos. Ahora desnuda tu mente, deja que explore tus ansias y tus antojos, déjame hacer un puente entre tu instinto y tu sentir, déjame ser ahí inquilino, ser comensal en tus ideas, ser productor en tus pensares, para así convertirme en director de tus sentires y dirigir una obra gloriosa en la adyacencia de tus memorias, estimular tanto tu mente que se refleje en tu cuerpo. ¿Te olvidabas de tu piel? Yo no, ahí también te quiero desnuda, trazar un mapa con tus lunares, morder tus ganas con las mías, entrar a lo más profundo de los confines de tu cuerpo, seguir desequilibrándote, que te sigas queriendo mía. 

Enséñame tu espalda, quiero usarte como lienzo, empezaré por tus hombros, mi boca el primer pincel, a besos trazar los bordes, de tus hombros a tu cuello, enmarcar tu silueta en mis ansias de más, con la punta de mis dedos dibujar en tu columna, ilustrar la corriente del placer que fluye como río dentro de ti, que mis toscas manos acaricien en tus piernas, para socavar errante la escultura de tus partes, dame más, ¿Para culminar? La cordillera de tus nalgas, ahí te muerdo cual artista que firma la obra de arte, perdona si soy extraño, me gusta creer que soy pícaro. De esa obra supe que te llaman Carmen, tú te decías lienzo, yo te llamé placer.

Hoy te quiero como musa, para escribirte unas lineas a merced de un ritmo más, uno que no marque el tempo, sino nuestras miradas encontradas, abre un momento los ojos, igual aún me ves, alborota tu cabello, sonrojate más de lo que estás, te quiero cantar un poco.
"Quiero ser colono navegando a merced de tus aguas
Quiero ser marte y que tu seas la venus que siempre me habla
Pretendo que seas una razón fiel para abrir mis ojos
Cómplice de mis pecados y figura de mis antojos
Sos una vos que imagino seductora y firme
Unos ojos color miel que quieren verme y sentirme
En el día que seas el recorrido en mi pupila como sello 
Y en la noche, dominante, ser quien tome tu cabello
Quiero ser el escritor de ésta historia que te exhibo
Consorte y confidente de tus instantes lascivos
Ser el trovador que canta en nuestros momentos cautivos
En tus brazos sentir paz y en tus piernas sentirme vivo"
Lo siento, tiendo a dejarme llevar cuando compongo canciones, pero espero que te guste eso poco que te improviso, tanto como de ti me gusta lo que no me ocultas.

Ahora si, cierra los ojos, no, no me he olvidado, también eres mi presa y yo tu depredador, tu lobo, ese mismo que planea comerte. Quiero empezar por saborear tu instinto, por degustar tus ideas, te quiero probar. Con mis manos en tu piel comenzar a explorar hasta que entre tacto se marque más. Sedúceme, tenme, tómame, atrápame, siénteme, ven y reclama lo que es tuyo, sigue así. Inspira más de esas ganas cada vez, toma la decisión de quedarte aún ahí a mi lado, sobre mí, debajo de mí, toda tú. Déjame redescubrir con mis ansias cada sección de tu cuerpo, cada límite de tu piel, cada horizonte de tu figura, sujétame firme mientras tomo más impulso, estalla de placer, en tu silueta, en tu mente, en tu oído, en ti toda. Ven y no te safes, déjame seguir poseyendo toda tu lujuria, todo tu encanto, degústame, enciéndete, mírame, déjate. Quiero comenzar en tu oído, relatando todas mis inquietudes, el ayer, el mañana, quiero seguir en tu clavícula, desbocarme, amarrarte a mis ganas, tu tu cuello a tu cintura, ahí quiero anclar mi navío, quiero naufragar en la orilla que yace bajo tu ombligo, sí, sé que sientes cosquillas, me encanta. Ponerte bocabajo y ver de nuevo tu espalda, tus piernas, tus nalgas, así te quiero como postal, desvestida alma y figura. ¿Tienes calor? Eso pretendo. Ya estás despeinada mordiendo tus propios labios mientras fuerte cierras tus ojos y un río tibio comienza a fluir, ya te comí, ya te hice mía.

Así termino, trayéndote a mi de repente en un arrebato para besarte de nuevo y sentir de nuevo ahora entre ropa tu piel y la mía. Pero dime antes de irte ¿Me aceptas otra cita?

jueves, 5 de enero de 2017

Madrugada de un jueves.

I
Cuando se apagan las luces, cuando los sueños se encienden
En ese limbo adyacente de afinidad escondida
Entre las líneas tendidas de una historia que es contada
Sobre algún cuento de hadas con realidad dividida
Allí se halla el horizonte de madrugadas de un viernes
Donde se despide el jueves, tras siete días de ansiedad
Marcando necesidad de la secuelas del tiempo
Qué viaja fiel con el viento y se esconde ante la oquedad
Para no verse senecto, en el espejo de un lunes
Cuando la vida consume, a merced de realidad
Y aunque se que no es correcto utilizar muletillas
Se utilizan si el senecto marca la necesidad
Y ahí justo ahí en el borde, donde el límite se marca
Donde florecen las arcas, donde marchitan las nubes
Ahí donde notas que suben las alas que que ya no vuelan
Donde el sol se ve a la cara, con quien luna se desvela
Es donde parten los hombres, con el orgullo de pago
Con el honor de mochila, con los sueños en las manos
Con claridad en la mente y un deseo que no es en vano
Sepultado ocasionalmente en un recuerdo vago
Donde palpitan las ansias ahí se dirigen los ciegos
En una imperecedera similitud escondida
Con el capitán que vira con ojos de aventurero
Y se topa con un suelo, por metas redirigidas
Ahí donde abunda el milagro, donde reina la belleza
Donde existe la franqueza, ahí donde daña la mano
Ahí donde falla el humano y ya no es digno de ser
Ahí es que inicia el ayer, al costo de un aquí vamos
Cuando ignorar no es pecado, pero si marca el castigo
De ser ciervo, de ser presa, de ser esclavo abatido
Ahí donde donde la imprudencia de cortesía y complacencia
Repudia a toda la audiencia, pero sin ganar abrigo
Ahí descubre el humano, porque con tirano rima
Porque es que tierra, con guerra usan sílabas compartidas
Ahí es que marca el reloj que estamos fuera de tiempo
Ahí es que reza el creyente y el ateo marca su tempo
Entre la pared y la espada donde el deseo se revive
Donde una idea sólo vive, en la madrugada de un jueves
Ahí donde la sociedad ve un profeta en el silencio
Donde hace el lector conciencia y aun así ni un dedo mueve
Ahí justo ahí en el pensar de no marcar diferencia
De no querer ser la piedra en el caminar del fin
Ahí está otro serafín que llorará sin clemencia
Porque la respuesta es dicha y ojos se cierran sin fin
Es acto vil el del hombre como dice maquiavelo
Somos esclavos de un velo que que no podemos quitar
Pues deberemos de actuar sin piedad y sin consuelo
Al menos que se nos dicte la manera de cambiar
Ahí donde nace la duda ahí es que mueren los miedos
Ahí es que el sabio es mas tonto, y el ignorante es certero
En madrugadas de jueves un clandestino entre peros
Se para y dice entre sueños, no soy profeta ni quiero
Pero la idea no es penumbra, no se guarda en un ropero
Justo así es que nace un lider, para si y no al montonero
Enfatizando el porque y litigando el pionero
De la doctrina que ejerce que la vida es un sombrero
Donde se meten los sueños y solo sale un conejo
No crecieron esperanzas, ilusiones, ni consuelo
Verdugo del vil quebranto que es el matar el esmero
Me retiro en el encanto de escribir lo que yo quiero.