Redes

viernes, 21 de abril de 2017

Simplemente estar

Uno... Otro fuerte sorbo...
Dos... Me mantengo ahí saboreando inerte, dejó que fluya...
Tres... Dejo suspirar el humo de nuevo...

-Me adhieres a tus adicciones, eres un ser titánico, llena de poder. ¿Que droga tiene tu piel? Soy adicto.


¿Y ahora?... ¿Cuanto más aguantarán mis pulmones?...


-No, no quiero ser liberado de tus fauces, quiero permanecer ahí, inhibido de cualquier contacto con el exterior, atrapado en el candado de tus piernas.


¡Ahh!... Tranquila, grita fuerte, sólo yo escucho...


-Ambienta la situación con el placer que suele proceder de tus gemidos. Sigue tentándome, sigue siendo el veneno que me encanta probar.


¡SIII!... Si, continúa, libérate...


-Deja que tu mente sienta lo mismo. Pruébame y deja que la estimule, no sólo es el derecho de tu cuerpo saciarse. Sentirse vivo.


Uno... Una sensación en tu espalda, tú postrada boca abajo...

Dos... Tu cabello se alborota, tus ojos se cierran, tu boca cede a mi antojo...
Tres... Estallas... Tu mente se abre.

Se acaba la paz, hay guerra. Guerra en una cama que demanda más, más batalla, más poder, más pasión. El vapor se hace presente, mientras dos protagonistas de un acto ilícito siguen el curso sobre el colchón, lo prohibido después de todo es lo que más tendemos a querer, más cuando ella es víctima del olvido y él es víctima de su tentar. Al compás de un ritmo que no cesa siguen ambos en movimiento, cada vez más firme, cada vez más fuerte, cada vez más rudo, la coreografía invaluable, con inimaginables pasos, con inigualables posiciones. Sólo bailan, nada más, bailan sus cuerpos desnudos, sólo que tan unidos que de ser testigos se ha de ver como un ente estallando en júbilo y liberando en danza su escala de grises, de negro a blanco cada emoción ebullendo por el acto que presencia, del cual es producto, producto de un pecado tan divino que incluso no podría ser juzgado. Él canta, recita lo que le hace, la fricción, la fruición, desde el dar descanso a su mano sobre aquellos pechos mientras su boca explora el cuello de ella, y lo demás a la imaginación, porque cual concierto privado le comienza a recitar en su oído, ella coreógrafa del baile se retuerce, envuelta en la misma satisfacción que el presenta, siendo rimada, siendo musa, siendo fuente de inspiración, complacencia y gracia. En tal alborozo por los sentires que experimentan su cuerpo y mente se convierte en algazara pura, en semi-diosa de lujuria, en ejecutora del desencanto.


¿Ya? Se preguntan ambos, exhaustos pero aun con ganas del otro, intrigados por la sensación de más, queriendo ser persuadidos el uno por el otro, inducidos y abducidos por las ansias que los ampara al estar juntos. Imbuidos por el estímulo.


No... No será ésta la última vez que sea tuya, me dijo...

Si... Quiero seguir tachando en mi agenda encuentros, resonó....
Quiero... Permanecer furtiva en la ilusión de tu vos, en el calor de tus brazos, culminó...

No... No volví a hacerla mi amante y mucho menos mía...

Si... Se volvió  efímera, pero duradera en lo que vale, en donde cuenta...

-¿Quererla?... Hoy no sé si la quiero, pero sé que necesito volver a estar, o al menos eso pienso, no importa como, no importa cuando. Simplemente estar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario