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domingo, 2 de octubre de 2011

Montaña de ilusiones.


Me encuentro llorando sobre la montaña de mis sueños, tratando de hacer realidad las pesadillas de mis enemigos, buscando sin seguir un rumbo fijo el camino mas rápido al sendero que logre guiarme, me encuentro solo y al mismo tiempo acompañado por mi soledad y quienes la abarcan, veo el infierno veo el cielo veo la tierra de los sueños y camino por el único lugar que es ciego a mi vista, catalogado como la vida a mi criterio, pienso que la vida es ciega e incierta que es solo un paso corto para llegar a la muerte y pararte en la puerta que divide el bien y el mal basado en las acciones que hayas cometido, pienso que las acciones están sobre valoradas y no deberían decidir el paradero de tu alma, también pienso que el alma es el destello de luz que seguía por esos actos y acciones que deberían ser juzgados bajo un criterio de maldad o bondad que proviene del camino incierto de la vida y da lugar a el espíritu, lo cual es solo la manifestación no carnal de ti mismo en un plano diferente bajo la misma dimensión, extrasensorialmente fuerte, retóricamente dominante, religiosamente existente y científicamente invisible y por tanto desechable a cualquier criterio exponible de su posible existencia.

Sigo llorando, sigo pensando pero ahora al pie de esa montaña, en donde existe un cráter llamado abismo, donde los deseos son desechados y la vida el ciclo incierto, da giros inesperados a los cuales se les da como nombre destino, en donde se juzga mas que por simples acciones, un lugar destinado al prejuicio, violable por la injusticia y dominado por la desigualdad y el racismo que se basan en un simple estándar social, un lugar lleno de horrores, donde se camina sin espíritu y se vive sin alma, donde no hay calles ni callejones solo largas rectas que miden tu ineficiencia ya que no eres eficiente a los ojos de quien te juzga.

Mi llanto cesa y mis pensamientos se rompen tras el ruido de un silencio que perturba mis oídos, es el callar, me detengo y ahora estoy frente a un lago cristalino, veo mi reflejo y al mismo tiempo veo todo lo demás que esta dentro de la pureza de tan clara y transparente agua, todo es silencio todo es paz, solo se rompe la quietud al crear olas en el lago bajo mi propia disposición, pero no lo hago, no creo disturbios bajo ningún concepto ni bajo ninguna razón ya que nadie hay que me perturbe ni hay a quien perturbar.

Llego a la ultima fase de mi camino solo me acomodo, es un árbol gigante cuyas hojas narran los segmentos de mi viaje, la cima y el pie de la montaña y también aquel hermoso lago, me quedo postrado a sus pies y entro en un infinito sueño mientras me arropan sus raíces para llevarme a lo profundo de su corteza donde descansare sin sentir, causar o ignorar el dolor.

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