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martes, 28 de febrero de 2012

Querida Nadie...


Antes de iniciar con mi escrito me dispongo a decirte varias cosas. Obvia mis errores, puedo tener muchos. No, no son ortográficos. Quizá, por así decirlo, sean errores al retratarte, al menos así te veo en mi mente, cuando logro alcanzarte.

Hola, supongo que esta sería la manera más sencilla de encontrarte, enviando mi carta sin rumbo, sin dedicatoria, sólo dirigida a un mañana, sí es que decides llamarnos así.
Me presento, soy el que te sueña todas las noches, se que quizá te he importunado en más de un dulce sueño, puede ser que tal vez, para ti, ya yo sea una pesadilla. Debo confesar que no es sencillo proponerme olvidarte, sinceramente me cuesta muchísimo. Hoy quise escribirte esto, aferrado a la ilusión de que tal vez te logre encontrar algún día, o al menos verte pasar frente a mí. Sí te encuentro sé que pasaras con tu vestido verde esmeralda, si no tienes uno así disculpa es que en todos mis sueños ese es tu favorito. Imagino de igual manera que aparecerás frente al café que concurrimos usualmente, con tu cabello de tono oscuro y su olor a lavanda que me seduce, tu risa de marfil y el perfume de jazmín.
Si he fallado en alguno de los detalles con los cuales te he descrito, lo lamento. De igual manera te hago saber que sea cual sea tu forma de vestir, pensar, amar, sentir, besar o sea cual sea tu forma de ser, te amo. Quisiera saber tu nombre, te llamo "Sueño" aunque eres un deseo, supongo que lo hago por no saber tu nombre, por aparecer siempre en los míos, o quizá sí te llamas así, porque solo eres eso.
Hoy, más que nunca, estoy dispuesto a pensarte, buscarte, amarte y no detenerme hasta tenerte, ya que espero que te vuelvas una realidad, ahora y no al perecer en este silencio, esta soledad.
Dicen que no se puede amar a alguien que no se conoce, algunos dicen que estoy loco, pero no es así, yo te conozco y te vivo, al menos en mis sueños; y eso cuenta porque los sueños son mentiras que algún día dejarán de serlo, en ese instante estaré ahí para permanecer presente, siempre.
Ya no tengo más que decir, se que no dije mucho, pero adiós, o bien, hasta luego, porque sé que te encontraré esta noche cuando te viva bajo mi techo y sobre mi almohada, le entrego estos escritos al viento, para que algún día logres encontrarlos, van sellados con mi fe y la dirección lleva tu nombre "Sueño".

PD: Espero que si recibes esta carta, cuando menos, me regreses un saludo. Hasta otras letras u otro sueño, espero estés bien y sigas así, querida nadie, querido sueño.

ATT: Tu poeta, el soñador.

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